martes, 19 de mayo de 2009

Se Me Ha Perdido Un Hombre | Carilda Oliver Labra

Se me ha perdido un hombre.

Y lo busco por cifras y guitarras,
por rostros y entrepisos,
en el cielo,
en la tierra,
dentro de mí.

Se me ha perdido un hombre.

Y me he quedado temblando
como quien no come sino polvo,
como quien ya extravió la sombra.

Pero no,
que no,
que no me ayudan a buscarlo.
¿A quién le importa si su mirada
ha derrotado al tiempo?
¿A quién le importa aquella piel
con ganas
de la luz?
¿A quién le importan unos labios transparentes
que no tuvieron hambre,
unas piernas que sólo corrían al amor?

Se me ha perdido un hombre.

Y todos ríen,
se entretienen,
sudan,
mastican,
se desenvainan por las noches;
despreciativos,
inefables,
maromeros,
unánimes,
como si sólo se hubiese caído un alfiler
o la hoja más seca
del árbol del bien y del mal,
como si la muerte no hubiera entrado
a destiempo
en nuestra casa.

Y yo pensando que era demasiado joven,
que reunía láminas y piedras,
pedacitos de mundo,
hierros,
cosas del mar.
Yo pensando en la grandeza de criatura,
en cómo miraba Venus al atardecer,
en cómo cayó en la trampa.

Yo pensando
en dónde está la mitad del cuerpo mío,
en quién va a cantar ahora para quitarme
el miedo,
en las veces que no nos besamos
y en las que nos besamos,
en sus ojos coléricos frente a la injusticia,
en ese silencio con que me responde,
en la herida que nunca le cosí,
en sus manos.

Se me ha perdido un hombre.

¡Ayúdenme a buscarlo!
Pronto...
Siento frío.
Aquí no hay lámparas ni claves,
no tengo redes
ni computadoras.
No tengo flechas ni radares.

¿Dónde está?
¿Intenta ser mi sombra el desvalido?
¿Se me ha vuelto invisible entre gusanos?

Se Me Ha Perdido Un Hombre | Poema de Carilda Oliver Labra

Anoche | Poema de Carilda Oliver Labra

Anoche me acosté con un hombre y su sombra.
Las constelaciones nada saben del caso.
Sus besos eran balas que yo enseñé a volar.
Hubo un paro cardíaco.

El joven
nadaba como las olas.
Era tétrico,
suave,
me dio con un martillo en las articulaciones.
Vivimos ese rato de selva,
esa salud colérica
con que nos mata el hambre de otro cuerpo.

Anoche tuve un náufrago en la cama.
Me profanó el maldito.
Envuelto en dios y sábana
nunca pidió permiso.
Todavía su rayo lasser me traspasa.
Hablábamos del cosmos y de iconografía,
pero todo vino abajo
cuando me dio el santo y seña.
Hoy encontré esa mancha en el lecho,
tan honda
que me puse a pensar gravemente:
la vida cabe en una gota.

Poema de Carilda Oliver Labra

Me Desordeno, Amor, Me Desordeno | Carilda Oliver Labra

Me desordeno, amor, me desordeno
cuando voy en tu boca, demorada,
y casi sin por qué, casi por nada,
te toco con la punta de mi seno.

Te toco con la punta de mi seno
y con mi soledad desamparada;
y acaso sin estar enamorada
me desordeno, amor, me desordeno.

Y mi suerte de fruta respetada
arde en tu mano lúbrica y turbada
como una mal promesa de veneno;

y aunque quiero besarte arrodillada,
cuando voy en tu boca, demorada,
me desordeno, amor, me desordeno.

Poema de Carilda Oliver Labra

viernes, 8 de mayo de 2009

A Mariana | Martha Rossi

En memoria de mi madre
ponle flores
a un jarrón en la mesa de la casa.

Perfuma
tus diciembres con miel y con jengibre,
y permite
que el horno encendido
dé sabor al aire que respiras.

En nombre de mi madre
sé paciente.

Espera cada día
con ofrenda en la mano,
y acepta,
por amor y no por miedo,
lo que la vida mande.

En memoria de mi madre
aprende a amar lo cotidiano
y a saber que los precios
se pagan aunque no los veamos.

En memoria de mi madre
no te rindas
aunque apenas tengas voz
para la lucha
y perfuma cada día
con la inocente y rotunda
afirmación de un ramo.


Un poema de Martha Rossi

Mi madre: ese ángel | René Chacón Linares

Mi madre vino a la Tierra,
Con la esperanza
De romper lo malo y coser lo bueno,
Tijera y aguja en mano.

Su afán por matizar
Arcoiris y ternura,
Hizo un jardín de esperanzas
De donde brotaron tres espliegos,
Que a fuerza de arrullos,
Manos balsámicas,
Sortearon las travesías del pasado.

¡Qué cosas!
Estos corazones
No fueron humildes
Ni sencillos,
Como ella hubiera soñado.

Hoy,
Los días grises han desaparecido
Y nuestras almas se reencuentran…

Madre,
¡Ya no te afanes!

Ríete de la vida,
Olvídate de las dietas,
Y cosecha las flores con versos de amor,
Que nunca se escriben en vano.


Poemas de René Chacón Linares

Por el día de las madres

A mi madre

Te fuiste de mi lado.
En silencio fue tu partida.
Mi corazón se ha desangrado
por tan súbita despedida.

Tu espíritu luchador

a la vida se aferraba.
Más Dios, desesperado,
a su lado te llamaba.

En ángel te has convertido.
Velando por nosotros estás.
Aguardando que se cumpla la cita
de reunirnos en la eternidad.

Sin embargo, me parece tan lejos…
Quisiera ahora poderte abrazar.

Te busco, te llamo. No te encuentro.
Dime… ¿Cómo me he de consolar?

Tu amor incalculable
mis faltas por alto pasó.
Porque el querer de una madre,
ese, no tiene comparación.

Sé que en el cielo habitas.
Al lado de Dios has de estar.
Aguardaré paciente el día

en que nos volvamos a encontrar.

Entonces será para siempre.
Nada ni nadie nos podrá separar.
No temeré cuando llegue mi momento
pues tu presencia me confortará.

Me esforzaré por ganar el cielo
para no perderte nunca más.
Mientras tanto, guía mis pasos.
Ilumina mi senda, enséñame el camino.

Que tu presencia me rodee siempre
hasta que se cumpla mi destino.


Poemas dedicados a las madres

Mamá

Quiero agradecerte
que estés en mi vida.

Sé que puedo contar contigo
en momentos difíciles,
sé que contigo puedo
compartir mis alegrías,
y sé que nuestra amistad
se sustenta en mutuo amor.

Que seas mi MAMA y mi AMIGA
es el más preciado tesoro,
que agradeceré a DIOS eternamente.

Gracias por llenar mi vida
con tanta felicidad.

Te Amo Mamá!


Poemas dedicados a las madres

Madre

Tu mirada de amor
descubre lo que otros no quieren ver.
Tu nobleza
te hace apreciar lo que los demás desprecian.

Tu amor desinteresado
te hace defender a los pequeños
que otros atacan o menosprecian.
Tu presencia
despierta confianza, amor a la vida
y esperanza en un futuro mejor.


Poemas dedicados a las madres

Sólo el amor de una madre

Sólo el amor de una Madre apoyará,
cuando todo el mundo deja de hacerlo.

Sólo el amor de una Madre confiará,
cuando nadie otro cree.

Sólo el amor de una Madre perdonará,
cuando ninguno otro entenderá.

Sólo el amor de una Madre honrará,
no importa en qué pruebas haz estado.

Sólo el amor de una Madre resistirá,
por cualquier tiempo de prueba.

No hay ningún otro amor terrenal,
más grande que el de una Madre.


Poemas dedicados a las madres

Mamá

Estaba oscuro...
Solo el rayo de la luz de tus ojos.
Me enseñaste a respirar
y tus entrañas acariciaban mi frágil cuerpo.
Soñaba con colores
y te imaginaba hermosa,
fueron nueve meses en un mundo rosa.
Crecí de a poco con tu calor
me alimentaba con tus caricias
y frases de amor.
El momento llegaba
iba a conocerte,
estaba muy protegida
con miedo de perderte...
Se hizo la luz
una mañana de febrero,
mamá ahí estabas tú
tan maravillosa y tan dulce
como te había imaginado.
Aprendí con el correr del tiempo
y en mis andanzas peligrosas
de cada uno de tus consejos
valorados en cada acto
de mis diecinueve años,
y soñando cada vez
que me encuentro lejos,
con tus palabras
que envuelven mis vivencias
y acobardan los miedos
de mi juventud.


Poemas dedicados a las madres

miércoles, 6 de mayo de 2009

Cita con Ángeles | Canción de Silvio Rodríguez

Desde los tiempos más remotos vuelan los ángeles guardianes
siempre celosos de sus votos contra atropellos y desmanes.
Junto a las cunas infantiles, junto a los tristes moribundos,
cuentan que velan los gentiles seres con alas de otro mundo.

Cuando este ángel surca el cielo, no hay nada que se le asemeje.
El fin de su apurado vuelo es la sentencia de un herejeno se distraiga ni demore,
todo es ahora inoportuno.
Va rumbo al campo de las flores donde la hoguera espera a Bruno.

Se lanza un ángel de la altura, caída libre que da frío.
La orden de su jefatura es descender hasta Dos Ríos.
Es 19 y también mayo, monte de espuma y madre sierra,
cuando otro ángel a caballo cae “con los pobres de la tierra”.

Dicen que al filo de la un aun angelote compasivo
pasó delante de la luna, sobrevolando los olivos.
Y cuentan que con mala mañana fue tiroteado su abanico,
justo a la hora que en España se asesinaba a Federico.

Un bello arcángel aletea junto a un gran pájaro de hierro.
Procura que un hombre lo vea para ahuyentar cien mil destierros.
Pero el arcángel se sofoca y un ala azul se le lastima
y el ave negra abre la boca cuando atraviesan Hiroshima.

Dejando un surco luminoso por sobre Memphis, Tennessee,
pasó volando presuroso un ser alado en frenesí.
Iba vistiéndose de luto, iba llorando el querubíne
iba contando los minutos de Dios y Martin Luther King.

El ángel pasa bajo un puente, después rodea un rascacielos.
Parque Central, lleno de gente, no se da cuenta de su vuelo.
Cuánta utopía será rota y cuánto de imaginación
cuando a la puerta del Dakota las balas derriben a John.

Septiembre aúlla todavía su doble saldo escalofriante
todo sucede un mismo día gracias a un odio semejante.
Y el mismo ángel que allá en Chile vio bombardear al presidente,
ve las dos torres con sus miles cayendo inolvidablemente.

Desesperados, los querubes toman los cielos de la tierra
y con sus lápices de nubes pintan adioses a las guerras.
El mundo llena los balcones y exclama al fin: esta es mi lucha,
pero el señor de los cañones no mira al cielo ni lo escucha.

Pobres los ángeles urgentes que nunca llegan a salvarnos.
¿Será que son incompetentes o que no hay forma de ayudarnos?
Para evitarles más dolores y cuentas del sicoanalista,
seamos un tilín mejoresy mucho menos egoístas.


Cita con Ángeles | Canción de Silvio Rodríguez

Esta Primavera | Canción de Silvio Rodríguez

La primavera se demora tanto
que voy a olvidar que estuvo ayer,
cuando regrese su emoción de árbol
no me acordaré de florecer.

Confundiré tus senos con su trino
y en vez de cantar te besaré
tu cuerpo me parecerá un suicidio
y de fecundarlo moriré.

Jamás sabré si soy dichoso
si maravilloso o si terrible,
y no sabré lo que termina
o recién camina o lo imposible.

Esta primavera puede hacerme enloquecer.


Esta Primavera | Canción de Silvio Rodríguez

Isla | Poema de Dulce María Loynaz

Rodeada de mar por todas partes,

soy isla asida al tallo de los vientos...

Nadie escucha mi voz, si rezo o grito:

puedo volar o hundirme... Puedo a veces,

morder mi cola en signo de infinito.

Soy tierra desgajándose... Hay momentos

en que el agua me ciega y me acobarda

en que el agua es la muerte donde floto...

Pero ahora a mareas y ciclones,

hinco en el mar raíz de pecho roto.

Crezco del mar y muero de él... Me alzo,

¡para volverme en nudos desatados!...

¡Me come un mar batido por las olas

de arcángeles sin cielo, naufragados!


Poesía de Dulce María Loynaz (1903-1997)

HAY QUE TENER BOLUNTA | Poema de Nicolás Guillén

Mira si tú me conose,
que ya no tengo que hablá;
cuando pongo un ojo así,
e que no hay na;
pero si lo pongo así,
tampoco hay na.

Empeña la plancha elétrica,
pa podé sacá mi flú;
buca un reá,
buca un reá,
cómprate un paquete' vela
poqque a la noche no hay lu.

¡Hay que tené boluntá,
que la salasión no e
pa toa la bida!

Camina, negra, y no yore,
be p'ayá;
camina, y no yore, negra,
ben p'acá;
camina, negra, camina,
¡que hay que tené boluntá!

POEMAS DE NICOLÁS GUILLÉN

SI TU SUPIERA... | Poema de Nicolás Guillén

¡Ay, negra
si tú supiera!
Anoche te bi pasá
y no quise que me biera.
A é tú le hará como a mí,
que cuando no tube plata
te corrite de bachata,
sin acoddadte de mí.
Sóngoro cosongo,
sogo be;
sóngoro cosongo
de mamey;
sóngoro, la negra
baila bien;
sóngoro de uno
sóngoro de tre.
Aé,
bengan a be;
aé,
bamo pa be;
bengan, sóngoro cosongo,
sóngoro cosongo de mamey!

POEMA DE NICOLÁS GUILLÉN

MI PATRIA ES DULCE POR FUERA | Poema de Nicolás Guillén

Mi patria es dulce por fuera,
y muy amarga por dentro;
mi patria es dulce por fuera,
con su verde primavera,
con su verde primavera,
y un sol de hiel en el centro.

¡Qué cielo de azul callado
mira impasible tu duelo!
¡Qué cielo de azul callado,
ay, Cuba, el que Dios te ha dado,
ay, Cuba, el que Dios te ha dado,
con ser tan azul tu cielo!

Un pájaro de madera
me trajo en su pico el canto;
un pájaro de madera.
Ay, Cuba, si te dijera,
yo que te conozco tanto,
ay, Cuba, si te dijera
que es de sangre tu palmera,
que es de sangre tu palmera,
y que tu mar es de llanto!
Bajo tu risa ligera,
yo que te conozco tanto,
miro la sangre y el llanto,
bajo tu risa ligera.
Sangre y llanto,
bajo tu risa ligera;
sangre y llanto,
bajo tu risa ligera.

Sangre y llanto.
El hombre de tierra adentro
está en un hoyo metido,
muerto sin haber nacido,
el hombre de tierra adentro.
Y el hombre de la ciudad,
ay, Cuba, es un pordiosero:
anda hambriento y sin dinero,
pidiendo por caridad,
aunque se ponga sombrero
y baile en la sociedad.
(lo digo en mi son entero,
porque es la pura verdad.)

Hoy yanqui, ayer española,
sí señor,
la tierra que nos tocó,
siempre el pobre la encontró
si hoy yanqui, ayer española,
¡como no!
¡Qué sola la tierra sola,
la tierra que nos tocó!

Poema de Nicolás Guillén